viernes, 25 de enero de 2013

El Frío Modifica la Trayectoria de los Peces - Pierre Szalowski

Antes de proceder con el libro, pido disculpas por la demora... pero mi madre tuvo un accidente doméstico (se quemó por abrir la olla exprés antes de tiempo) y he tenido que estar atendiéndola y llevándola todos los días al centro de salud para que la curaran, hasta que le han dado el alta... así pues no he podido actualizar el blog todo lo pronto que me hubiera gustado :(



Datos del libro:

Título: El Fred Modifica la Trayectoria dels Peixos (El Frío Modifica la Trayectoria de los Peces en español)

Título original: Le Froid Modifie la Trayectoire des poissons

Autor: Pierre Szalowski

Sinopsis: El Frío Modifica la Trayectoria de los Peces es la historia de una felicidad caída del cielo. Una narración que conmueve, tierna y optimista, en la cual una inesperada tormenta de hielo cambia la vida de un niño de once años, la de sus vecinos y la trayectoria de unos peces muy especiales.

"Un fuerte soplo de felicidad sencilla y verdadera, sin florituras. Un concentrado de frescor y delicadeza."
la-référence.info

"Pierre Szalowski nos regala una novela cálida que recupera la esperanza y nos muestra el lado luminoso de los seres humanos."
Club de lecture Archambault

Datos de la edición que yo leí:

Editorial: Plaza & Janés

ISBN: 9788401387340

Fecha de edición: 04/2009

Tamaño: 23x15 cm

Número de páginas: 208

Idioma: Catalán (también disponible en español)

Encuadernación: Rústica (con solapa)

Precio: 14,90 euros


Período de lectura:

Empezado: 11 de noviembre de 1012

Terminado: 16 de noviembre de 2012


Una pequeña opinión personal:

Pequeño, pero gran libro, que se lee rápido pero se disfruta cada segundo de su lectura. Es una historia llena de optimismo que, como bien dicen las críticas, muestra el lado luminoso de los seres humanos. Un soplo de aire fresco dentro del enrarecido aire de la indiferencia que muchas veces nos rodea, haciendo que no veamos realmente a las personas que nos rodean. Ésta es pues la historia de un grupo de personas que se conocían, pero no se conocían de verdad, hasta que algo hizo que eso cambiara. Imprescindible.

Nota

10/10 (y porque no puedo darle más, que si no...)


¿Vale la pena comprarlo?:

Sí, sí y sí. Porque aunque es corto, siempre invita a una nueva relectura, haciendo que cada vez descubras algo nuevo. Me repito, pero, imprescindible.

Citas:

*Como las citas las copié en catalán, pues el libro que leí estaba en dicha lengua, os las dejo traducidas al español.*

Tenía seis años y medio cuando Álex, mi único amigo, me comunicó, con una sonrisa de oreja a oreja, la triste noticia. De golpe, noté que pasaba a un mundo en el que se explicaba todo. Para olvidar mi decepción, en el colegio hice lo mismo que Álex. Me divertí convenciendo a los más pequeños que Papá Noel era una invención de los padres. En casa intenté, con algún comentario, hacer entender a mis padres que ya era hora de que dejaran de decirme que, si no me portaba bien, Papá Noel no me traería nada. Pero cuando vi la mirada de terror que mi madre le dirigió a mi padre, renuncié. No valía la pena que se entristecieran. A veces se ha de decir alguna mentira para que los padres estén contentos.

El agosto siguiente, en el chalet, un día que pescaba con mi padre, me quedé un buen rato con la mirada clavada en el agua.
-¡Ya no creo en Papá Noel!
Se giró hacia mí, y yo también me giré hacia él. Me miró fijamente un instante con una sonrisa de fatalidad, después me puso otro cebo en la caña de pescar.
-Es la vida.
Después de la pesca, cuando estábamos en el chalet, le susurró a mi madre algo al oído. Ella se limitó a fruncir los labios. Para ella, yo continuaba siendo una criatura, en todo caso un poco menos. Así y todo, en su clase de primaria, había visto bastantes alumnos que pasaban la etapa de esta cruel revelación.
-¿Por qué lloras, pequeño?
-¡Papá me ha reñido porque he roto el regalo de Navidad, y él todavía no ha terminado de pagar el crédito!
Pero allí, delante de ella, en nuestro chalet, se trataba de su propio hijo. Algo se había terminado para siempre. Soy hijo único. Él ya no podría volver a jugar nunca más, con papá, a Papá Noel.
Esto lo entendí perfectamente. La Navidad es tanto el placer de los padres, como el de los niños.

Cada año, Julien nos explicaba que no debíamos decir "hermanas gemelas", sino "gemelas", porque una gemela es por fuerza la hermana de otra gemela, es el efecto espejo.

Boris Bogdanov se había apasionado por la topología, mejor dicho, por una de sus disciplinas. La teoría de los nudos es una ciencia matemática compleja que permite explicar cosas muy simples de la vida. Cuando se estira un hilo de un ovillo de lana enrollado, a veces se deshace de golpe, a veces el nudo se va agrandando. Es como la vida, unos gestos insignificantes pueden implicar grandes cosas. Y, a veces, el mismo gesto no hace el mismo efecto.
Los peces exóticos de Boris Bogdanov le permitían reflexionar sobre su nueva teoría. Un pez en un acuario siempre hace el mismo recorrido, su hilo particular, lo va desarrollando en función de la presencia de otros peces, amigos o enemigos, en el acuario. También tiene que modificar su camino particular cuando llega un nuevo inquilino. Para Boris, estos itinerarios formaban los mismos hilos que se hacen y se deshacen.
-No escogemos nuestro camino, otros lo escogen por nosotros.

-¡Primero pegas y después piensas!
En el colegio, todos le han visto pegar, nadie le ha visto pensar. Corre como un loco por los pasillos de la escuela. Se enorgullece. Yo lo conozco bien. No está loco, no se enorgullece, es una coraza. Los niños son crueles entre ellos. Lo que tiene que hacer es mostrarse más cruel y ya está.

Me estiré panza arriba a mirar el techo. Era blanco como antes, pero el blanco me pareció diferente. No lo acababa de entender, todo parecía igual. Ya no había nada igual. Y, de golpe, llegó. Me salieron lágrimas de ambos ojos, que me mojaron toda la cara. Me puse las manos sobre las mejillas, pero pasaban al bies. Ya no las podía detener. Lloraba como no lo había hecho nunca. Normalmente lloro cuando me hago daño o un compañero me pega. Aquello venía de dentro. Hacía mucho más daño. No lo sabía.

-¡Ayudadme! ¡Ayudadme! ¡Ayudadme!
Nadie me respondió. Estaba solo, bien solo. Me acerqué a la ventana. Llovía. Miré el cielo. Era gris y negro. No le quitaba la vista de encima. Yo era tan pequeño, y él tan grande.
Y recé para que me ayudara.

Cuando una persona sólo tiene a otra para querer, y ésta la quiere, ella, a pesar de todo, la quiere. Álex quería a su padre. Se preguntaba porqué le había tocado esa vida. Estaba convencido de que su futuro estaba escrito. La directora pedagógica de la escuela se lo había confirmado.
-Tú acabarás mal.
Álex no protestó. Se comportaba como todos los niños. Lo que cuenta no es lo que dicen los padres, sino el ejemplo que dan. Y por ese lado, Alexis no ofrecía ningún ejemplo que pudiera dejar vislumbrar un destino feliz para su hijo.

Los que ya no tenían electricidad se topaban con los que se preparaban ante la posibilidad de no tenerla. Todos coincidían en las mismas estanterías. Había quienes se contentaban con lo que necesitaban. Otros, guiados por el miedo, sentían la irresistible necesidad de almacenar en masa, aunque privasen a sus vecinos de lo que era vital para la subsistencia.
La naturaleza humana se pone de manifiesto ante el caos.

En la vida. Cada uno a la suya.

Ayúdate y el cielo te ayudará

-Las matemáticas son poesía. Cada línea, cada fórmula, debe rimar con la que seguirá, para formar un largo y bello poema. Una fórmula matemática es una obra de arte. Un texto que se escribe una sola vez, sin derecho a error, para que sea único.

-Te tengo a ti, pequeño.
Álex no se cansaba nunca de oír aquellas dulces palabras. A menudo se quedaba sentado hasta bien entrada la noche al lado de su padre que dormía. Era tan extraño para él sentir el amor.
-Te tengo... a ti, pequeño.

Un investigador siempre tiene la idea de que ha de convencer al mundo entero, que vive un combate terrible en una soledad inmensa, por una causa que sólo comprende él.

La botella está medio llena o medio vacía. Todo depende de cómo la quiera mirar. ¿Cómo la ve?

Lo que le daba miedo, Alexis, era que no podía identificarnos, los homosexuales, los judíos... un negro, ya se ve que es negro, por eso no le da miedo. Ahora que ha hablado conmigo, que tiene una idea de quién soy, el hecho de que sea homosexual, y encima judío, no le importa... ¡mejor dicho, ya no le importa! Necesita marcadores de diferencias. Usted no nació así, Alexis, sé que antes no era así... ¿Pero antes de qué? ¿Lo sabe usted?

A veces, los animales tienen habilidades ocultas y nosotros lo único que hacemos es descubrirlas. Como con los seres humanos.

No nos sentimos mejor cuando hacemos daño a los demás.

El amor es como un taxi, si no se para cuando corres detrás de él, es que ya está ocupado. Para cogerlo, sólo hace falta saber esperarlo en el sitio adecuado.

Cuando alguien quiere amar, es necesario que sepa, pero para saber ha de preguntar.

Incluso un psicoanalista es capaz de hacer creer que ayuda a alguien cuando lo que hace es ayudarse a sí mismo. Sin remordimiento, esconde el auténtico motivo.

Es necesario saber aprender de los propios fracasos. Son esos momentos los que permiten edificar el futuro.

La confesión, la verdadera, es como la tragedia griega, es un momento excepcional, intenso y de una duración determinada. Además, quien se pierde el principio, después no entiende nada.

Siempre queremos más, sin mirar bien lo que ya tenemos.

-He pensado mucho, en todo esto, en el chalet... en aquello que olvidamos o que ya no vemos, en lo que tal vez ya no existe... quería identificar aquellos pequeños detalles que nos llevaron a vivir juntos, a amarnos. Pensaba que, si todo debía acabar, primero tenía que recordar lo que nos había unido y no relacionar todo lo que nos separa hoy.

-Es la pérdida momentánea de costumbres... de las malas, de las que molestan a la vista... te hacen volver pasivo... consiguen que de golpe no seas el mismo. Entonces intentas recordar quién eras...

A veces se debe dejar pasar el tiempo para comprender aquello que intentaron enseñarnos nuestros padres.

La revelación no es sólo una luz interior, es un resplandor que, al iluminarte el rostro delante de la gente, acaba por cambiar lo que se ve.

Al mundo le hacen falta perdedores que acaban por superar la línea de la meta como vencedores y, al contrario, la esperanza sería sólo una carrera sin fin.

Cuanto más crecemos, más entendemos nuestros lentos avances de nuestra infancia, que a veces resulta que son extraños viajes. Conseguimos analizarlos, definir las causas, los motivos o las destinaciones. Sobretodo con los recuerdos llegamos a determinar qué parte de la verdad hay en lo irreal.

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