lunes, 27 de agosto de 2012

Los Cucos de Midwich - John Wyndham




Datos del libro:

Título: Los Cucos de Midwich

Título original: The Midwich Cuckoos

Autor: John Wyndham

Sinopsis: Los cucos ponen sus huevos en nidos ajenos. Pero lo más importante del cuco no es cómo ha llegado el huevo al nido, ni por qué la madre ha elegido un nido u otro. El verdadero motivo de preocupación, una vez abierto el huevo, es lo que el pájaro recién nacido realizará a continuación. Y eso, sea lo que sea, vendrá dado por su instinto de supervivencia, un instinto caracterizado por la más pura crueldad.
Ahora, un cuco -venido de muy, muy lejos- ha anidado en Midwich y está dispuesto a cambiar la raza humana. Descubre sus intenciones en esta absorbente novela de realismo fantástico y ciencia ficción.


Datos de la edición que yo leí:

Editorial: Acento Editorial

ISBN: 9788448301903

Fecha de edición: 02/1997

Tamaño: 21x14 cm

Número de páginas: 221

Idioma: Español

Encuadernación: Rústica

Precio: 7,48 euros


Período de lectura:

Empezado: 19 de agosto de 2012

Terminado: 28 de agosto de 2012


Una pequeña opinión personal:

A pesar de que en un principio no era muy amante de la ciencia ficción, reconozco que cada vez me va gustando más... sobretodo cuando cae en mis manos alguna joya como este libro.

Pues bien, me ha parecido una de las mejores novelas de ciencia ficción que he leído... y no le falta razón a la sinopsis cuando dice que la novela es absorbente; ciertamente, en mis ratos de lectura, era ponerme con ella y se me pasaba el tiempo sin darme cuenta, deseando tener otro ratito para continuar con la historia.

Es más, el libro me parece una metáfora de la sociedad, diré más, incluso de la humanidad, del comportamiento humano... y hasta aquí puedo decir sin destripar nada. Tendréis que leer el libro para saber a qué me refiero.


Nota

10/10


¿Vale la pena comprarlo?:

Sí, si os gusta la ciencia ficción, esta novela no os defraudará... Y, si no os gusta, creo que es una muy buena opción para iniciarse. No creo que esta novela deje a nadie indiferente.


Citas:

-Espero que no le moleste-se disculpó-. Me parece que una vez que Bach ha empezado un canon hay que dejar que lo acabe. Además-añadió, mirando al tocadiscos-, aún carecemos de un código para tratar con estas innovaciones. ¿Acaso es el arte de la música menos valioso porque él no esté presente físicamente? ¿Qué es lo más correcto, que yo le dé la razón a usted, que usted me la dé a mí, o que los dos se la demos al genio, aunque sea un genio vía tocadiscos? Nadie puede contestarnos. Nunca lo sabremos.

Cuando se es joven-dijo muy comprensivo-, lo no convencional, lo no regulado, la forma de vida rápida y sin grandes preocupaciones tiene un aspecto romántico. Pero a partir de ello, y creo que estará usted de acuerdo, no se puede dirigir un mundo tan complejo. Por fortuna, nosotros en Occidente aún mantenemos el esqueleto de la ética, pero hay signos de que los viejos huesos encuentran el peso del conocimiento difícil de soportar, ¿no cree?

A pesar de ello fue una agradable velada que me hizo preguntarme cómo podía ser uno tan descuidado que dejara que algunas personas desaparecieran de su vida.

Ahora lo que es importante en lo que respecta al cuco no es cómo el huevo apareció en el nido, ni por qué fue elegido ese nido, lo importante es lo que ocurra una vez que haya salido del huevo, lo que intentará hacer entonces. Y eso, fuere lo que fuere, será motivado por el instinto de la supervivencia, un instinto que se caracteriza ante todo por su implacabilidad.

Me pregunto si alguna vez se acuñó una catacresis más ignorante y tonta que la de "madre naturaleza". Porque la naturaleza es tan despiadada, espantosa y cruel, que es por lo que se inventó la civilización. Uno piensa en los animales como salvajes, pero incluso el más feroz de entre ellos parece casi civilizado al lado de lo que es capaz de hacer un superviviente en el mar; en cuanto a los insectos, sus vidas se sostienen sólo por unos procesos intrincados de fantástico horror. No hay ningún concepto más falaz que el sentido de bienestar que sugieren las palabras "madre naturaleza". Cada especie tiene que esforzarse para sobrevivir, y lo hace utilizando todos los medios a su alcance, por muy horribles que sean, a menos que el instinto de supervivencia entre en conflicto con otro instinto.

Si quisieses desafiar la supremacía de una sociedad que fuese bastante estable, y estuviese bastante bien armada, ¿qué harías? ¿Te enfrentarías a ella en su propio campo lanzando un asalto probablemente costoso y destructivo? ¿O si el tiempo no importase demasiado preferirías emplear una táctica más sútil? ¿Intentarías introducir de alguna forma una quinta columna para atacar desde dentro?

Parece evidente que si A, B y C comparten una consciencia común, entonces lo que A expresa es también lo que piensan B y C en esas circunstancias, sujetas únicamente a las modificaciones que surgen debido a las diferencias físicas entre ellos.
En otras palabras: si hago una pregunta a uno de estos chicos, recibiré la misma contestación de cualquiera al que pregunte; si le pido que lleve a cabo una acción, tendré más o menos el mismo resultado.
Pero lo que quiero demostrar es esto: no será el individuo el que me conteste o el que lleve a cabo la acción que le pida; será una actuación del grupo.

Es un truco evolutivo bien establecido para soslayar un obstáculo. Varias formas que al principio parecen ser individuos resultan ser colonias que funcionan como individuos. Por supuesto, los mejores ejemplos proliferan entre las formas más sencillas, pero no hay razones para que se queden confinadas en ellas. Muchos de los insectos están cerca de eso. Las leyes de la física les impiden aumentar de tamaño, así que idean una mayor eficiencia al actuar como grupo. Incluso nosotros nos juntamos en grupos conscientemente, y no por instinto, por las mismas razones.

Un espíritu es una fuerza vital; por tanto, no es estático, es algo que tiene que evolucionar o atrofiarse. La evolución del espíritu supone el desarrollo posterior de un espíritu superior. Supongamos, entonces, que este espíritu superior quiere aparecer en escena. ¿Dónde va a morar? El hombre corriente no está hecho de forma que lo pueda contener; tampoco hay un superhombre para alojarlo. ¿No podría entonces, a falta de un vehículo adecuado, formar una consciencia colectiva en grupo? Algo parecido a una enciclopedia que se ha hecho demasiado grande como para ocupar un solo tomo.

La paloma no es cobarde porque respete al halcón, es sencillamente prudente.

La arrogancia del hombre es presunción, la de la mujer la lleva en su fibra. De vez en cuando contemplamos los señoriales dinosaurios de antaño, y nos preguntamos cuándo, y cómo, terminará nuestra insignificante época. Pero ella jamás. La eternidad de ella es un artículo de su fe. Grandes guerras y desastres aparecen y desaparecen, las razas aumentan y disminuyen, los imperios se marchitan con el sufrimiento y la muerte, pero todo eso es superficialidad; ella, la mujer, es eterna, esencial; existirá para siempre. No cree en los dinosaurios; tampoco cree que el mundo existiera antes de su llegada a él. Los hombres pueden construir y destruir, y jugar con sus juguetes; ellos son unos estorbos incómodos, conveniencias efímeras, meros latosos, mientras que la mujer, con su vínculo místico umbilical con el árbol de la vida, sabe que es indispensable. Uno se pregunta si la hembra de dinosaurio estuvo en su época dotada con esa misma cómoda certeza.
Es que mientras el hombre encuentra abominable la idea de su eliminación, ella, simplemente, la encuentra impensable. Y ya que no la piensa, tiene que considerar la hipótesis frívola.
Pero, amigo mío, sin uno no está cegado por un sentido de la imprescindibilidad, tenemos que comprender que nosotros, lo mismo que todos los señores de la creación, seremos sustituidos algún día. Puede ocurrir de dos modos: o nosotros mismos lo provocamos, mediante la autodestrucción, o por la intromisión de alguna especie que no somos capaces, por carencias técnicas, de someter.
Físicamente somos unas pobres y frágiles criaturas comparadas con otros animales, pero los vencemos porque tenemos más inteligencia. Lo único que nos puede someter es alguien con una inteligencia superior a la nuestra.

Uno sabe bien que Francis Bacon escribió: Nam et ipsa scientia potestas est, los conocimientos son en sí el poder, y uno tiene que lamentar el hecho de que un sabio tan eminente diga tonterías. El enciclopedista tiene miles de conocimientos, pero no puede hacer nada con ellos; todos conocemos a personas con una memoria prodigiosa para los hechos, pero incapaces de aprovecharse de ellos; una computadora puede imprimir página tras página la información que tiene almacenada, pero no vale para nada hasta que no la interprete la comprensión. El conocimiento es sencillamente una especie de combustible; hace falta el motor de la comprensión para convertirlo en poder.

"Cuando se ha eliminado lo imposible, lo que queda, por muy improbable que sea, debe de ser la verdad."

En un dilema en el que todas las salidas son inmorales, aún queda la posiblidad de actuar por el bien de la mayoría.

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